Por Lcda. Marilú Otero
Vicepresidenta Ejecutiva de la APPR
Dentro de pocos días se cumplen siete meses que llegué a la Asociación Productos de Puerto Rico. Han sido meses intensos y de mucho aprendizaje. Poco a poco he ido conociendo a cada uno de nuestros socios, aunque faltan muchos más. Algo que llamó mi atención desde un principio, ha sido la dedicación, el empuje que todos y cada uno de nuestros empresarios socios le imparten a sus tareas. Sin importar el panorama económico de Puerto Rico, los empresarios puertorriqueños Hecho en Puerto Rico, manejan el timón de sus naves con astucia para siempre mantenerse en la ruta del desarrollo y el crecimiento. Su norte es su empresa, sus empleados y el País. Sí, porque la situación fiscal y el desarrollo económico del País, es parte de sus metas y sus objetivos.
Los empresarios, al igual que el sector gubernamental, y todos los ciudadanos son parte integral para la recuperación económica y social de Puerto Rico. Se hace mucho más imprescindible en este momento, que el sector empresarial aúne esfuerzos colaborativos en alianzas, unidos en un mismo frente para mover a nuestro País hacía adelante. Es por demás importante reconocer que debemos focalizar nuestra mirada a los productos y servicios Hecho en Puerto Rico, no solo para el consumo en nuestro País, sino para la exportación. La solución está entonces, precisamente, centrada de adentro hacia fuera.
El entusiasmo en nuestros empresarios y, muy en particular, en los jóvenes empresarios, que toman el riesgo de convertir sus ideas, sus sueños en empresas y negocios concretos, desafiando toda adversidad, debe ser un ejemplo a emular por todos los ciudadanos de este País. Nuestro presidente, el Lcdo. Ramón Pérez Blanco, describió elocuentemente esa actitud en la columna Desafíos y Oportunidades publicada en el espacio de Minuto Empresarial de El Nuevo Día el pasado 22 de junio. “A diario escucho de empresas nuevas o ya establecidas que están en crecimiento y que creen en el potencial de negocios que ofrece nuestro País. Ese espíritu emprendedor es sumamente alentador y marca la diferencia. Es la actitud correcta. En la calle hay empresarios en desarrollo que están en el toma-y- dame a todos los desafíos y enfrentamientos, que es lo que ha significado vivir en estos tiempos”.
Estoy convencida que esa actitud es la cura a la depresión colectiva que sufre y consume la mente de nuestro Pueblo. Es el espírituo Hecho en Puerto Rico.