APPR
Vivimos en un País donde la percepción de muchos es que al extranjero se le hace más fácil comenzar como empresario a diferencia del nativo.
Vivimos en un País donde aún no se reconoce que la prioridad para el desarrollo debe ser dirigido a las empresas de capital puertorriqueño para que puedan crecer y exportar sus productos y servicios, y crear a una economía competitiva y de mayor calidad.
Vivimos en un País donde pretendemos desarrollar negocios con un plan de desarrollo económico que no se ha atemperado necesariamente a nuestra nueva realidad económica nacional y mundial. Plan que en el pasado cumplió con sus objetivos, pero que ahora ya no es suficiente.
Hasta que el enfoque del Gobierno y del País entero no sean las empresas nativas, lo que aquí se crea y se produce, su competencia y el desarrollo de las mismas, continuaremos con la premisa equivocada de que atraer lo del exterior es mejor.
Lamentablemente, al momento, esa no es la prioridad. Se dice, pero no se hace. Rodeados de leyes, permisos e impuestos que no incentivan el desarrollo local, y donde no se reconoce el potencial y el valor que tienen los negocios y el empresario puertorriqueño.
Hay que reenfocar el aparato de desarrollo económico completo para estar todos en sintonía y no limitarnos a nosotros mismos.