APPR
Esta época del año nos obliga a pensar y reflexionar sobre el 2015. No cabe la menor duda que ha sido un año difícil, lleno de incertidumbre y tropiezos para nuestro país. Tan reciente como la semana pasada vimos los números actualizados de la migración continua de los puertorriqueños buscando mejores oportunidades fuera de su país. Vimos también la implementación de nuevos impuestos, el impago del reintegro a los contribuyentes, el retraso en los bonos de Navidad, el impago a los suplidores del gobierno, entre otras cosas, que nos podrían desalentar como empresarios y como ciudadanos.
Nos debemos preguntar si estas situaciones son la culminación de una década donde lo que hemos hecho es apagar fuegos.
Finalmente, ¿tendremos las condiciones para efectuar un cambio radical desde la estructura y operación del gobierno y todas sus instrumentalidades hasta nosotros mismos como empresarios locales y residentes de nuestra querida isla? O continuaremos con el “business as usual” donde opinamos y criticamos para luego continuar haciendo lo mismo, pero esperando un resultado distinto.
Éste año ha reforzado mi firme creencia que el futuro del país depende en parte de nosotros los empresarios locales y lo Hecho en Puerto Rico. El sector privado con todos sus componentes tiene que insertarse más aún en la discusión pública con la aspiración que el 2016 sea un año transformativo para todos.