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La semana pasada hice el tercer viaje al Congreso Federal como parte de la Coalición del Sector Privado. Nuestras visitas a innumerables congresistas, personal del legislativo y ejecutivo van siempre dirigidas a lo mismo. Estamos tratando de concienciarlos, especialmente a los republicanos, que no pueden enfocarse solo en el problema fiscal de Puerto Rico. Es sencillo, sin desarrollo económico nos veremos en el mismo lugar en par de años más.
Pero en estos esfuerzos de cabildeo en Estados Unidos y aquí, nos topamos con lo que llaman “realpolitiks”. Esta es la política basada no en nociones ideológicas, morales o premisas éticas, sino basada principalmente en el poder, el oportunismo y en consideraciones y factores prácticos.
Ese choque de cultura e ideologías entre los políticos, particularmente los de aquí contra los de allá, donde hay choque entre republicanos y demócratas, tienen al País secuestrado, y con un futuro incierto.
Para dar un ejemplo, la posición de algunos republicanos en la Cámara de Representantes es oponerse a conceder a Puerto Rico acceso al Capítulo 9 de quiebra o acceso a cualquier estructura similar de restructuración forzada de la deuda. Para ellos, es fundamental el derecho de propiedad de los acreedores bonistas. Evidentemente, por encima de equidad legal para Puerto Rico.
Mientras tanto, ¿qué están haciendo los políticos, de cualquier color, aquí? Cada uno en la pelea chiquita, insular y regionalista. El sector privado está unido y fajao’ tratando de impulsar a nivel Federal medidas que ayuden a impulsar la economía de Puerto Rico. Pero aquí se empeñan en continuar imponiendo más cargas, sin pensar en las consecuencias. Lamentablemente, todo es un juego político.