Ex-Presidente APPR
La situación fiscal y deconstrucción económica que vive Puerto Rico actualmente requiere de mucha creatividad en el diseño de nueva política pública que pueda cumplir con las obligaciones, pero a la misma vez que reactive nuestra economía. Esto a su vez, pretende que los encargados a establecer estas políticas dejen atrás los intereses propios o de pequeños grupos y piensen en el bienestar común.
Para hacer esto, se necesita voluntad para no escoger la vía más fácil que es la de seguir estableciendo impuestos y más cargas al sector privado como lo es el P. del C. 971. Ésta intenta aumentar la patente municipal y seguir aumentando los costos de hacer negocio, lo que a su vez encarece los productos y servicios. Ésa no es la solución.
Tampoco la solución sería crear medidas que tengan un efecto en reducir transacciones comerciales, como es el caso del P. del C. 1018, para proteger las libertades religiosas, algo que ya tiene protección constitucional, teniendo el efecto en los comercios privados
de negar los bienes y servicios a consumidores que sean o tengan conductas que alegadamente irían en contra de esas “creencias religiosas” de empleados o dueños de negocios.
Una legislación como ésa tiene el gran potencial de desalentar la economía del visitante que desee visitar nuestro País y sea ahuyentado por la discriminación.