APPR
Llegó la hora cero para Puerto Rico. Luego de meses de trabajo intenso por parte del sector privado en Washington cabildeando por acceso al Capítulo 9 o un proceso que permita un respiro al país vía la reorganización de la deuda, chocamos con la realidad político partidista que impera en la Capital Federal. Un Congreso controlado por republicanos, donde cualquier medida que tan siquiera diera la impresión de “bailout” sería un natimuerto.
Ahora del Capítulo 9 pasamos a la Junta. Una estructura que mueve lo más profundo a cada puertorriqueño. Revuelca el mejunje del status, profundizándose las divisiones en el País.
Pero no podemos perder de perspectiva que el desarrollo económico de Puerto Rico ha estado ligado a acciones congresionales desde 1898 y, por tanto, el Gobierno Federal viene obligado a tomar acción. Entonces, ante nuestra realidad, todos en Puerto Rico tenemos que analizar fríamente la Junta en la versión que sea finalmente propuesta. Oponerse, porque nos duele, no vale. Nos urge una estructura de supervisión o asesoría que brinde certidumbre y transparencia al tema fiscal del País. Dicha estructura puede respetar nuestras instituciones.
Tenemos que trabajar para lograr un proyecto más balanceado que contenga los componentes esenciales para nuestro desarrollo económico. De lo contrario adelantamos absolutamente nada. La economía es nuestra trinchera de lucha y sin ella no hay dinero para sacar a flote al País.