Vicepresidenta Ejecutiva - APPR
Recientemente, fui seleccionada para participar en un estudio de Empresarismo en Puerto Rico. Cuando me enviaron el cuestionario, me notificaron que solo tomaría alrededor de 15 minutos. Creo que me tomó un poco más, en particular contestando la siguientes preguntas:
Indicar qué obstáculos tenían las personas para emprender y establecer negocios; qué los podría impulsar a establecer una empresa y; cuáles eran mis recomendaciones para el desarrollo del establecimiento y crecimiento de nuevas empresas.
Me parece que lo más que impulsa a alguien a querer montar su propia empresa es precisamente la crisis que estamos viviendo. Las crisis son los mejores momentos para identificar oportunidades.
No obstante, los obstáculos son grandes: dificultad de acceso a capital, falta de capacitación y adiestramiento, y por supuesto, la burocracia que nos mata. Ese peñón en el camino que es la obtención de permisos, le quita las ganas a cualquiera.
Pero hay uno más grande. La importancia tan grande que se le da a la inversión extranjera vis – a – vis la inversión de capital nativo. No estoy en contra que se traiga inversión extranjera, al contrario, me parece importante para el ecosistema económico.
Pero, el trato a esa inversión, no puede ser perjudicando al empresario local. La política pública no puede colocar en desventaja competitiva al de aquí. Ese ha sido uno de los escollos más grandes para que crezca la empresa puertorriqueña. El “hunting” es importante, pero más es el “farming”. Tiene que haber equidad empresarial.