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5 de jun 2017

La culpa no es huérfana

Lcda. Marilú Otero

Vicepresidenta Ejecutiva - APPR

Desafortunadamente, aquí en Puerto Rico, pecamos de ser los llaneros solitarios. La división entre todos los sectores es abismal. Solo tenemos que leer y escuchar las noticias todos los días para darnos cuenta de cuán polarizados estamos. Permitimos que nuestras diferencias ideológicas, los egos y los intereses personales sean más importantes que el bien común. Más aún, colocamos piedras para que el otro caiga, sin pensar que, al así hacerlo, nos caemos todos a la vez. Aún con la crisis que estamos viviendo, no nos damos cuenta que mientras más nos separemos, más hondo caemos.

Es común que en las mismas industrias se detesten unos a otros, impidiendo que esa economía se desarrolle, fortalezca y crezca. Tal pareciera que estamos divididos en tribus y, luego, echarle toda la culpa al Gobierno. Cuando lo cierto es que no acabamos de percatarnos y reconocer que nos necesitamos los unos a los otros para salir adelante.

Una pieza clave del éxito es la unidad de propósito, colaboración y trabajo en equipo de todos los componentes de esa empresa. Muchos artículos se han escrito sobre la deseabilidad para que se trabaje en equipo. Las razones son muchas: aumenta la eficiencia; se generan más ideas; crece el aprendizaje; aumenta la rendición de cuentas; los problemas y los obstáculos que se presentan son más fáciles de enfrentar y se sobrepasan más rápido. En fin, se crea un ambiente de solidaridad, especialmente en la parte de resolver los problemas.

Los puertorriqueños nos tenemos que ayudar, no importa si el plátano sea del sur o del oeste. Para salvarnos de esta debacle, tenemos que trabajar en equipo. Es la única solución.

Y si no lo hacemos, la culpa es y será nuestra.